Estos aparatos mecánicos exprimidores de adrenalina, no eran del agrado de mis padres, que solían ser más prudentes de lo que me solía gustar en mi infancia...
Sin embargo, algunas veces fueron ineludibles, o contamos, mi hermano y yo, con algún tío o primo cómplice que nos llevaran a las atracciones...
Recuerdo las ferias de la fiesta mayor de Igualada, provincia de Barcelona, España, donde habían migrado mis abuelos, tíos y mi padre en su infancia, desde Extremadura, para luego embarcarse mi padre solo, primero a Buenos Aires y finalmente a Caracas, donde nací y me crié yo...
O los paseos al Tibidabo, con mi abuela Cándida y mis primos... O la fiesta mayor de Vilafranca del Penedes, donde vivía una tía y primos de mi padre...
Acá en Venezuela, recuerdo el Big Low Center, en nuestra Valencia, que visitábamos en con amigos y vecinos en mi adolescencia...
Sin embargo, algunas veces fueron ineludibles, o contamos, mi hermano y yo, con algún tío o primo cómplice que nos llevaran a las atracciones...
Recuerdo las ferias de la fiesta mayor de Igualada, provincia de Barcelona, España, donde habían migrado mis abuelos, tíos y mi padre en su infancia, desde Extremadura, para luego embarcarse mi padre solo, primero a Buenos Aires y finalmente a Caracas, donde nací y me crié yo...
O los paseos al Tibidabo, con mi abuela Cándida y mis primos... O la fiesta mayor de Vilafranca del Penedes, donde vivía una tía y primos de mi padre...
Acá en Venezuela, recuerdo el Big Low Center, en nuestra Valencia, que visitábamos en con amigos y vecinos en mi adolescencia...
Recuerdo la fasinación que esos aparatos despertaban en nosotros... Los sudores fríos y los mareos... Que daban risa cuando los padecían otros, y no tanta cuando le tocaba a uno... recuerdo las atracciones a las que no subí por miedo, y me perdí de disfrutarlos para siempre, por no haber aprovechado el momento... O aquellos para los que no nos alcanzaba el dinero para disfrutarlos...
Recuerdo también, que siempre hay alguna pequeña puertecita para colarse... como el ir con el tío Manuel, que en su pueblo pensaban que era policía, y que por si acaso, y para evitarse problemas, los de las atracciones les regalaban muchas, muchas fichas gratis, que disfrutamos con los primos...
En este Parque de las TICs, espero que el recurso "tiempo" me alcance para disfrutar todas sus atracciones, que no me quede sin montarme en ninguna por temores, y que si alguno encuentra alguna puertecita secreta... La comparta con todos... ;-)
Recuerdo también, que siempre hay alguna pequeña puertecita para colarse... como el ir con el tío Manuel, que en su pueblo pensaban que era policía, y que por si acaso, y para evitarse problemas, los de las atracciones les regalaban muchas, muchas fichas gratis, que disfrutamos con los primos...
En este Parque de las TICs, espero que el recurso "tiempo" me alcance para disfrutar todas sus atracciones, que no me quede sin montarme en ninguna por temores, y que si alguno encuentra alguna puertecita secreta... La comparta con todos... ;-)
4 comentarios:
[...] que no me quede sin montarme en ninguna por temores, y que si alguno encuentra alguna puertecita secreta... La comparta con todos... ;-)[...]
Hola Pedro:
Esa es la ventaja de estos parques! Hay más tiempo, los compañeros te ayudan, puedes manejar el vértigo y lo más importante: si te equivocas, no se rompe nada ni te pones en peligro.
Hermoso relato!
Un abrazo
danielk
Gracias Daniel... De a ratitos, hago "trampa" en el trabajo y me asomo a la ventana, a ver cómo van las cosas allá en el parque... ;-)
Paz y Bien...
Querido Pedro:
Me he sentido dentro de la historia...he vuelto la vista atrás, y he recordado que nos unen muchas cosas. Y que de las raíces, uno/a bebe siempre...con amor.
Un abrazo, primo.
Encarna
Me has movilizado la ternura. Tasl vez porque hay algo de poético en tu texto.
Sigue con nosotros. No te detengas en el andén.
Saludos
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